El comienzo fundamental de la escalera de la Iluminación de la Reina Astarté, es observar las maravillas del Mundo Natural.

Siendo parte de esta escalera de la creación, somos seres inalienables que estamos ligados al orden del mundo natural. Existimos en sus reglas, en sus normas, pero sobre todo, en la Sabiduría del mundo.

Animales, microbios, seres vistos y no vistos, todos bajo el mismo Gobernante Divino del Pentagrama: Seres y creaciones generados a partir de los Cinco Elementos Fuego, Agua, Aire, Tierra y Éter.

El hombre, en su estado primario, sólo es Tierra, Agua, Aire y Fuego. Largo es el viaje del hombre para despertar su quinto Elemento, aquel que lo eleva del orden natural menor de la materialidad al gran mundo floreciente del Universo Eterno: Su Sagrado Éter.

El Discípulo interrogó a Astarté: «¿No puedo sólo adorar la naturaleza para encontrarte, oh Gran Reina de la Naturaleza?»

La Dama Astarté respondió: «En ese dominio, he escondido todos mis secretos. Obsérvalos, y ellos te indicarán su significado sagrado y eterno. Encuéntrame a Mí y a la Sagrada Enseñanza, dentro de la maravilla del Universo Natural".

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Entonces el Discípulo en extático asombro, respondió con un estimulante Salmo:

«En cada lago, en cada río,

¡oigo tu voz, Señora Astarté!

En cada árbol y en cada búho, veo tus ojos,

En cada emoción de amor y placer, oigo tu Nombre,

En cada amor que experimenté, tú estabas siempre presente.

Todos mis anhelos, las fuerzas de la naturaleza dentro de mí, ¡te alaban en tu Gran Nombre!»

«Inanna es la Reina de la Naturaleza, la Reina de los Cielos»,me susurran todos,

«Las montañas, los ríos, los animales mientras anhelan la vida-

Y yo permanezco estupefacto; porque fui un hijo de la naturaleza y bueno en mis disciplinas,

Pero adelante está mi destino por descubrir, para convertirme también en un hijo de los cielos -

Pero ¡mirad!

Porque incluso allí en los Cielos, la Naturaleza reina y canta eternamente tu Nombre Divino, ¡Inanna!»