Creación y nacimiento podrían utilizarse aquí como sinónimos.

En este universo, existe una tendencia natural hacia la destrucción. En un universo así, destruir es necesario, pero no es el logro más elevado. Hay algo más.

Debido a la naturaleza de esta ley de la física, tenemos que asegurarnos de enfocar nuestras fuerzas creativas como seres humanos de la mejor manera a través de nuestras vidas y las de los demás.

Un edificio puede ser destruido en unos instantes por el napalm o por una bomba, pero se puede tardar diez años en construir un gran edificio. El edificio siempre tendrá el sentido de la vida, mientras que la bomba encarna la noción de muerte.

La creación, en ese caso, es un proceso más sagrado y largo; pero el más gratificante de todos. La destrucción es su contrapartida.

Del mismo modo, una persona puede morir repentinamente en un momento por una fuerza destructiva, pero lleva mucho tiempo crear un ser humano adecuado haciéndolo crecer cuidadosamente, enseñándole y convirtiéndolo en un ser de gran valor.

La vida es el proceso de la creación y debe ser apreciada y defendida como el elemento más sagrado del universo, la forma de la creación. Bienaventurados los que crean vida.

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Una Parábola -

Un Discípulo que era nuevo pero de mente sagrada, preguntó a Astarté: «Reina, un Templo Tuyo está siendo Destruido, ¿debería ir allí a defender tu Templo para que caiga? Eso te traerá honor, ¿no es así?».

Astarté respondió: «No, no deberías. Mi honor reside en ti y no en los mármoles de piedra, que perecerán tal cual".

El Discípulo quedó desconcertado y comenzó a llorar, cayendo al suelo: «¿Por qué mi Reina, debes aceptar tan grande insolencia?»

Entonces escuchó la respuesta: «Porque hay cosas que no puedes ver, como nosotros los Seres últimos. Debes Crear este Templo, no destruirlo. No seas como ellos, los ciegos destructores. Donde ellos destruyen y remueven, tú debes crear y mejorar; en las piedras que ellos derribarán, así serán sus lápidas..."

«Ahora«, continuó Astarté,»tú y tu familia, tomadlos e id a esconderos en una cueva, mi leal, pues tú no eres un destructor descerebrado como ellos". Entonces Astarté desapareció en el éter.

Desconcertado, el Discípulo corrió hacia los otros creyentes y dijo gritando: «¡Astarté nos dijo que no destruyéramos este Templo!» - «¡Hereje, huye antes de que te masacremos a ti también!», dijeron los zelotes. El Discípulo huyó tan rápido como pudo a su casa y gritó a su mujer e hijos que salieran, y así lo hicieron. Cerca de allí, consiguieron llegar justo a tiempo a la cueva de la ciudad en llamas.

Se rieron mientras destruían, experimentaron una gran alegría mientras masacraban, y no quedó nada de la construcción sagrada. Los fanáticos mataron a muchos, entre ellos a un pobre pescador que llegó en el momento del asedio para alertar a todos, según vio mientras pescaba, de que iba a llegar un tremendo cambio en el tiempo.

En la ciega hazaña de destrucción, el pescador también fue asesinado por «Herejía»y en el «Nombre del Nuevo Dios».

Al día siguiente, mientras los zelotes dormían cansados, una gran cantidad de granizo e inundaciones azotaron el pueblo, donde la mayoría de la gente se ahogó y otros murieron a causa de las gigantescas piedras de granizo, sin tener donde esconderse. No había Templo donde esconderse, ya que el Templo les habría protegido. Las cosechas fueron destruidas, y la gente no tenía donde esconderse, bajo ninguna piedra. Pero el piadoso que escuchó a la Diosa, se escondió en la cueva, y sobrevivió. Dentro de la cueva, el pescador había escondido suficiente pescado para mantener a su familia durante dos meses, enterrado en cajas de madera con sal.

Astarté se le apareció entonces y le dijo: «Discípulo mío, ¿comprendes ahora la inconstancia de la Vida y de la Existencia? Podrían haber reemplazado las cruces y alterado la Arquitectura, pero destruyeron sin pensar, lo que los albergaría durante los tiempos graves. Larga será su maldición por generaciones, pero no la vuestra, que será bendita".

La Dama Astarté, entristecida, continuó:

«Del mismo modo, otro piadoso miembro de tu tribu mató al pescador de la aldea, porque percibió que estaba «equivocado» en un momento de fanatismo - ahora la hambruna ha visitado también tu Tierra. Debes aprender a Crear cuando debas crear, y a destruir sólo cuando sea necesario o cuando la Creación no pueda tener lugar. He enterrado a los fanáticos, porque tergiversan mis Poderes. Si creyeran en Mí, primero se habrían esforzado en Crear y sólo Destruirían con atención y nunca imprudentemente. Tal es el destino de los hijos e hijas de la destrucción sin sentido, pero no el tuyo. Recuerda estas palabras en la Eternidad".

Estas fueron las palabras de la Diosa mientras desaparecía de nuevo en el Eter.

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Por esta razón en particular, en el Satanismo Espiritual, la creación debe ser puesta por encima de la destrucción en el valor de la propia ética. Porque absolutamente todos pueden matar o destruir, pero no todos pueden crear.

Aquellos que pueden crear y se esfuerzan por crear, externa o internamente, se esfuerzan más cerca de convertirse en hijos de los Dioses.

La Discípula preguntó entonces a Astarté: «¿Por qué la destrucción está por debajo de la creación, pero no en equilibrio?".

La Reina respondió «La creación, hija mía, se verifica a sí misma. Porque vivimos en un Universo donde la destrucción es fácil, pero la creación vale infinitamente más la pena. Eso fue diseñado en el Universo, para que todos los seres de este Mundo, comprendan el valor de la creación para que las almas dignas descubran este poder celestial que está reservado a los valientes y a los de buen corazón.»