Anoche, mi familia y yo fuimos al Wal-Mart local a comprar comestibles. Yo llevaba abiertamente mi Baphomet en ese momento. Cuando llegamos a la caja, la mujer detrás de la registradora dijo "Jesús". No sé por qué, pero automáticamente dije "Satanás". Entonces ella dijo "Jesús" otra vez. Así sucesivamente unas cuatro veces. La mujer también fue grosera.

Después de hacer la compra, mi marido se fue a buscar a los niños. Yo tenía que ir a trabajar esa noche y me debatía sobre lo que debía hacer. Me quedé allí esperando y, efectivamente, me di la vuelta y un tipo que trabajaba en la tienda estaba prácticamente delante de mí. Le pregunté por el encargado y me dijo que él era el encargado. Me quejé de la mujer y de cómo me había tratado por mi símbolo religioso. Le expliqué educadamente que "esto es América". También añadí educadamente que podía llamar a la A.C.L.U (por sus siglas en ingles La Unión Estadounidense de Libertades Civiles). y presentar una demanda. Dije que tenía que ir a trabajar y que la mujer "me había fastidiado toda la noche" [esto puede ser motivo de acción legal]. También expliqué que la mujer está "fichada en el trabajo". El gerente se disculpó y dijo que tomaría medidas.

El Padre Satanás me estaba diciendo algo aquí: la coincidencia de que mi marido se fue a buscar a los niños [tuve que esperar], y que el gerente justo estaba detrás de mí en una tienda enorme..."..

Tolerar los insultos y la discriminación contra Satanás, como adulto en una situación que no pone en peligro la vida, es poner la otra mejilla y es un insulto a Satanás. Si no hubiera dicho nada, habría estado enfadado toda la noche en el trabajo e incluso al día siguiente.

Las quejas deben tratarse con educación y profesionalidad, pero nunca deben evitarse. Hay que poner fin a esta discriminación. Sólo cuando tomemos las medidas adecuadas podrá acabar y el satanismo podrá ser abierto y libre.

-Suma Sacerdotisa Maxine Dietrich

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