Fresco y limpio el dulce aire salado
Bailó bien sus miembros desnudos
Cuidado con la niebla y el sol
Una poderosa Demonesa finalmente nada
Tras enjaularse, sensual entre sedosa niebla
cuyo padre Satán, excitado, quema.
Abrazada por el mar y besada por la esmeralda
Sus curvas salvajes ahora gobiernan mi día
En su lugar secreto el agua y el fuego chocan
El antiguo frío y el calor acarician
De un abrazo de zafiro ella nunca se esconderá
Mis necesidades más profundas ella confesará
Así que hornear arenales líquidos, construir mi fuego más caliente
lameré el rocío de miel de los pétalos rosados.
El néctar de su fuente sagrada mi deseo
Que sus aguas perfumadas ahoguen mi calor.

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