La fuerza y el poder, los tesoros de la tierra y los cielos, las glorias y las aclamaciones: los seres humanos tenemos intrínsecamente el impulso de crecer.

En nuestro mundo, estamos en el camino de convertirnos en algo grande.

Puede que lo consigamos o puede que no. Sin embargo, uno puede sentirse inclinado a intentarlo.

Los grandes lo construyen sobre sí mismos, los más grandes lo construyen sobre sí mismos y sobre los demás, pero los más fuertes pueden avanzar incluso por encima de sí mismos.

Un gran acto, un acto desinteresado, contiene el valor de mil actos de otros mil actos.

De todos los actos, los que parecen grandes a los ojos de los Dioses y se hacen con pureza y sabiduría, son los más importantes.

Pero benditos y de corazón más brillante son los Grandes que buscan el bienestar y el mantenimiento de sus semejantes.