La guerra contra el pueblo Alemán como tal, se remonta a cientos de años atrás. Hemos mostrado más de esto en nuestro capítulo anterior sobre la guerra implacable entre los judíos parásitos y sus desafortunadas víctimas.
Hicieron todo lo posible en una de las guerras de propaganda más frenéticas y maliciosas que un mundo crédulo e incomprensible haya experimentado jamás. En resumen, Judéa declaró la Guerra Total a Alemania y a Hitler — financiera, propagandística, militar, económica, racial y en todos los demás aspectos que estaban en su poder — y ese poder, como veremos, era formidable. Antes de que Hitler hubiera o incluso pudiera haber levantado un solo dedo contra ellos, los judíos ya estaban listos y no perdieron tiempo en lanzar una campaña masiva de guerra mundial contra ellos. Para ilustrar este hecho citaremos a los judíos mismos, y a su prensa en una muestra limitada. Existen grandes volúmenes de evidencia, pero estas citas deberían ilustrar el punto de manera conclusiva.
Ya en Agosto de 1933, Samuel Untermeyer, presidente de la Federación Económica Judía Mundial convocó un gran congreso de lideres judíos de todo el mundo para declarar la guerra a Alemania en nombre de los judíos. La reunión se sostuvo en Ámsterdam, Holanda. A su regreso a los Estados Unidos después de la reunión, Untermeyer pronunció un discurso en la estación de radio WABC (N.Y.) el 6 de Agosto de 1933 en el que anunció que los judíos del mundo habían declarado la guerra a Alemania y que los matarían de hambre. Esto sucedió mucho tiempo antes de toda acción de cualquier tipo que haya sido tomada contra cualquier judío, y seis años antes de que se iniciaran las acciones militares en 1939.
“Hemos estado en guerra con el (Hitler) desde el día en que ganó el poder” declaró el periódico "Crónica Judía de Londres" el 8 de Mayo de 1942 en su “Sermón de la Semana”.
El Rabino M. Perlzweig, líder de la sección británica del Congreso Judío Mundial, hablando en Canadá, declaró: “El Congreso Judío Mundial ha estado en guerra con Alemania por años" (Toronto Evening Telegram, 26 de Febrero de 1940).
El periódico judeo-alemán "Centraal-Blaad Voor Israeliten" en Holanda declaró el 13 de Septiembre de 1939: “Los millones de judíos que viven en América, Inglaterra y Francia, Norte y Sur de África, y, para no olvidar, aquellos en Palestina, están determinados a llevar la guerra de aniquilación contra Alemania hasta su final".
Debemos recordar que en este momento (13 de Septiembre de 1939) la guerra tenía menos de dos semanas de haber iniciado, no había campos de concentración, ni cámaras de gas, etc. que se hayan establecido o que existieran supuestamente para los judíos ni para nadie más. (La historia completa de la “cámara de gas” no fue sino otra mentira judía, como veremos en otro capítulo).
En el Centinela Judío de Chicago, el 8 de Octubre de 1942 se declaró: “La Segunda Guerra se está luchando para la defensa de los fundamentos del Judaísmo”. Así fue, de hecho. Para ser más específicos, a favor de los propios judíos. Ellos lo sabían, ellos la instigaron, la perpetraron, la manejaron en escena, Mientras tanto, los goyim ingenuos y crédulos se masacraron unos a otros con saña, sin saber, o sin querer saber, quiénes eran los verdaderos perpetradores, los verdaderos criminales de guerra.
Vladimir Jabotinsky, comunista judío y fundador de la organización terrorista Irgún escribió en la edición de enero de 1934 de Natcha Retch: “La lucha contra Alemania se ha llevado a cabo durante meses por cada comunidad judía, conferencia, congreso, organización comercial, por cada judío del mundo. Hay razones para creer que nuestra parte en la lucha será de valor general. Desataremos una guerra espiritual y material del mundo entero contra Alemania. La ambición de Alemania es volver a ser una gran nación, reconquistar sus territorios y colonias perdidos. Nuestros intereses judíos, por otro lado, exigen la destrucción completa de Alemania. La nación alemana es colectiva e individualmente un peligro para nosotros los judíos".
Hitler, cuyas preocupaciones no eran solo para los alemanes, entendió el programa mortal de los parásitos judíos. Suplicó en vano a Inglaterra que no jugara el juego judío. Hablando en septiembre de 1939, dijo:
“En numerosas ocasiones he ofrecido la amistad del pueblo alemán a Inglaterra y al pueblo inglés. Toda mi política se basó en la idea de este entendimiento. Siempre fui rechazado… Sabemos que no se puede responsabilizar al pueblo inglés en su conjunto. Es esa clase dirigente judía, plutocrática y democrática la que odia a nuestro Reich”.
En nombre de la clase dominante no judía, debe señalarse que aquellos que estaban de acuerdo con los judíos eran en general chabez-goi, gente como Winston Churchill, traidores que estaban a sueldo de los judíos, o bajo su control y coerción. Tan firme era este control judío sobre el pueblo británico (así como sobre los franceses, estadounidenses, polacos y otros) que los judíos de hecho lograron sumergir al mundo en una guerra fratricida de destrucción en una escala como la que el mundo nunca ha presenciado antes.
Algunos de los judíos querían exterminar a los alemanes que sobrevivieron a las destrucciones de la guerra mediante la esterilización. Theodore N. Kaufman, explicando el programa en el libro titulado Alemania debe perecer, dijo: Por esterilización. “Para lograr el propósito de la extinción alemana sería necesario esterilizar solamente a unos 48.000.000, cifra que excluye, por su limitado poder de procreación, a los varones mayores de 60 años y a las mujeres mayores de 45 años…”
Por Hambre. Otros grupos de judíos querían exterminar a los alemanes por hambre. Un notorio defensor del método fue Henry Morgenthau Jr., Secretario del Tesoro en la Administración Roosevelt. La siguiente cita es de las memorias de Cordell Hull, quien fue Secretario de Estado en la misma administración.
“El plan de Morgenthau, agregué, eliminaría todo en Alemania, excepto la tierra, y los alemanes tendrían que vivir en la tierra. Esto significaba que solo el 60% de la población alemana podría mantenerse en la tierra alemana, y el otro 40% moriría".
Los Alemanes saqueados y muertos de hambre. De hecho, se implementó una versión del malvado plan judío durante un período inmediatamente posterior a la guerra. Enormes cantidades de todo tipo de maquinaria, fábricas y material rodante que sobrevivieron a la guerra fueron enviadas a la Rusia comunista. Viendo todo esto, el Sr. R.R. Stokes, diputado laborista en Gran Bretaña declaró en ese momento: “Hoy en Alemania, 6 meses después de nuestra victoria, las tumbas se están escarbando por gente que no ha muerto aún, personas que morirán de hambre en los próximos meses”.
El Senador de los Estados Unidos por Dakota del Norte, William Langer habló sobre el plan Morgenthau, y sus comentarios se ingresaron en el registro del congreso el 18 de Abril de 1946: “El Sr. Morgenthau ahora está condenado ante la conciencia del mundo como instigador de la aniquilación sistemática del pueblo de habla alemana. El registro prueba además más allá de toda duda, que estos sumos sacerdotes fanáticos y reaccionarios del odio y la venganza nunca podrán defender su conspiración ante el tribunal de la razón y la decencia humana”. Seis millones de estafas inventadas. Fue sólo a través de la oposición de personas como el Senador Langer, que no pudo digerir la conspiración de asesinato vicioso de la red judía, que el programa judío de esterilización del pueblo alemán, o el programa de matarlos de hambre, o una combinación de ambos, no se llevaron a cabo. Al avivar el odio hacia los míticos "seis millones" hasta casi el frenesí, los judíos casi, pero no del todo, lograron su objetivo de asesinar en masa a la raza alemana.
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